domingo, julio 22, 2007

La Psicodelia Setentera cuarenta años después

Mientras The Beatles sorprendía al mundo con “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, en la misma isla británica un inspirado grupo de jóvenes londinenses, bautizados como Pink Floyd, publicaban “The Piper of the Gates of Dawn” y Syd Barrett entraba en la historia del rock contemporáneo. Con sus distintos matices, ambas producciones marcaron el comienzo de la era sicodélica, con looks colorinches, LSD, locura temporal, e inspiraciones que dieron vida a nuevos universos musicales y nuevas tendencias en la juventud de nuestros padres.

Es 1967. John Lennon y Ringo Starr tienen 26 años, Paul McCartney 25 y George Harrison entera escasas 24 primaveras. McCartney, ya imbuido de las influencias hindúes encabeza la línea melódica de un disco diverso, lleno de himnos, fugaz, diverso. Grabado entre el 6 de diciembre de 1996 y abril de 1967, el 1 de junio de ese año salía al mercado bajo el sello Capitol “Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band”, quizás la mejor producción de uno de los mejores grupos de toda la historia de la música.

Para agosto de ese año (1967), Syd Barrett enteraba apenas 20 años, Rogger Waters tenía 22, el baterista Nick Mason llegaba a los 23 al igual que el tecladista Rick Wright. Al igual que Barrett, el postrero integrante y artífice de grandes producciones de la banda, David Gilmour, apenas cumplía 20 años. En agosto de 1967, casi un año antes que Gilmour apareciera en la vida de Waters y compañía y bajo la misma casa discográfica nacía “The Piper at the Gates of Dawn”.

“With a Little Help from my friends”, “Lucy in the sky with diamonds”, “Getting Better” y “A Day in a Life”, marcaban la producción de los cuatro de Liverpool. Un disco conceptual y el primero enteramente continuado de la historia del rock. Cuarenta y tantos minutos de puro beatles. Un disco cumbre y semilla del hippismo. Love and peace se convertían en un himno, se convertían en una esperanza. Un año después, en plena revolución de las flores, el término tendría una caja de resonancia mayor.

En “The Piper…” descollan “Astronomy Domine” , “Lucifer Sam”, “Interstellar Overdrive” y “The Scarecrow”, títulos que dieron cuerpo a la producción sicodélica y onírica de los floyds.

Hoy ambas creaciones siguen siendo vitales en la discoteca de cualquiera que crea saber algo de rock. Por cierto que conformaron buena parte de la Biblia de quienes incursionaron en la pscodelia y sus derivados. Si bien “Dark Side Of The Moon” y “The Wall” serían y son a mi entender los hitos máximos de la agrupación londinense, su opera prima marcaría tanto el futuro de la banda, como la llegada de Gilmour,

A cuarenta años de la publicación de ambos discos, bien vale la pena darse una vuelta por Pink Floyd y salir de los melosos primeros años de The Beatles para incursionar de lleno en su mejor obra creada a siete años de su comienzo y que se convirtió, a la postre, en el principio de su fin.